martes, 14 de agosto de 2012

De paseo por el Parque de Morrocoy

Nos levantamos y nos damos prisa para desayunar y estar listos para la cita de las 8 h. y media en el Hotel Caribean. Llegamos cinco minutos antes y tenemos que esperar casi una hora para salir de excursión que, al final, nos cuesta 100 Bf. por barba.
La excursión la componemos dos parejitas de venezolanos, una madre y su hija, y nosotros además del guía. Comenzamos por el Golfete de Cuare, en pleno Parque de Morrocoy. Visitamos varios túneles de manglares, un criadero de ostras abandonado y una zona en la que se hundió un barco hace muchos años
El barco hundido
Un tunel del manglar





Más manglar
Después de este espléndido recorrido, nos lleva el guía a ver una cueva con grabados aborígenes en la que se alojan decenas de cangrejos azules. El final de la cueva desemboca en un “santuario” plagado de vírgenes votivas de todos tipos, que los marineros sembraron como testigos de su fe y para protegerse del mar.
La cueva
El interior de la gruta
Las miles de vírgenes votivas

Inscripciones indias



Un cangrejo azul





La excursión termina desembarcándonos en el cayo elegido. Cayo Muerto y Cayo sal están llenos de gente, con lo que decidimos quedarnos de nuevo en Cayo Peraza, ya que, además, pretendemos dedicar este último día en Chichiriviche a disfrutar de los fondos marinos.
La primera inmersión, que resulta consistir una vez más en una vuelta submarina de todo el cayo, nos encanta. El mar está tranquilo y nos permite disfrutar de unas vistas que, dos días antes, no sospechábamos. Tras descansar y comer, practicamos una segunda inmersión, pero el estado de la mar no es tan idóneo. También estamos más cansados. Serge renuncia por acidez de estómago mientras Emili, más valiente, culmina la segunda vuelta, no sin esfuerzo.
Más bañitos y algo de descanso. Unos chicos le piden las gafas de bucear a Emili. Nos compramos un helado de coco (40 Bf.,=4 Euros!!!), otro poco de buceo y volvemos a la loncha de vuelta a Chichiriviche.

Nos vamos a buscar wi-fi para contactar con Jose, ya que estamos pendientes de la compra del pasaje del día siguiente. Tras recorrer media ciudad, renunciamos, ya que tenemos hambre, y vamos a cenar al Txalupa. Volvemos al Hotel Caribana donde encontramos un hilito de wi-fi, lo suficiente para poder contactar con Jose. Tras otros intentos de usar el wi-fi, esta vez infructuosos, renunciamos para volver a nuestra habitación a por el ron, el hielo y refresco, que nos dedicamos a acabar en la terraza de la pensión. A dormir, contentos.










1 comentario:

  1. quelle chance de pouvoir voir toutes ces merveilles! profitez-en bien! Bisous

    ResponderEliminar